La Creatividad que surge de la calle
En esta disertación introductoria al Segundo Encuentro Internacional de Culturas Urbanas en Buenos Aires en abril de 2004, se considera que el arte (o la creación artística, más concretamente) es uno de los elementos fundamentales para el sostenimiento y existencia de la sociedad solo por detrás de aquellas necesidades básicas como pueden ser la alimentación, la vivienda, la educación o la sanidad. Es considerado (junto a la cultura) como un bien necesario a la hora de completarnos como seres humanos gracias a que sirve para desarrollar la imaginación, la percepción y la vida espiritual.
Sin embargo, a la hora de hablar del arte, hay que hacer una distinción básica entre el “arte” y la cultura popular. La primera proviene de las altas esferas de la clase social desde tiempos inmemorables y ha tenido una “protección” intelectual al ser estudiada y analizada en lugares de estudio (universidades y museos), mientras que la cultura popular se ha difundido por las capas más bajas de la sociedad y apenas han tenido relevancia por aquellos que sí protegían y estudiaban el primer tipo. En la actualidad, el primer tipo se conoce como arte contemporáneo y el segundo como arte urbano.
Por esta introducción social expuesta, podemos señalar que el arte contemporáneo es aquel que se da en espacios cerrados y dirigido a una minoría en relación a su educación o economía, responde a criterios estéticos o temáticas lejanos al interés general y no responde a inquietudes de las sociales actuales. Por su parte, el arte urbano nace de los anhelos de los grupos integrantes de la sociedad como reflejo de su naturaleza y tratando de expresar con imaginación sus sentimientos, sueños y realidades, todo ello realizado para ser disfrutado por una mayoría de la población sin apoyarse en criterios estéticos obsoletos y buscando espacios nuevos próximos.
Con este panorama, la idea que se promueve es la de hacer converger estos dos tipos de creatividad que se han ido desarrollando y evolucionando de forma separada a lo largo de los siglos, ya que no tiene sentido que sigan por separado ante un modelo social democratizador e igualitario que se promueve de forma global desde finales del siglo pasado. Pero, esta convergencia se ha de hacer de de forma correcta sin que los poderosos se apropien indebidamente de la cultura urbana, ya que los grupos que ostentan el poder económico y social intentan atraer a los creadores con más talento para controlar sus críticas y cuestionamientos de los modelos sociales imperantes
Normalmente los movimientos urbanos están fuera de los circuitos artísticos generados por el poder y son eco de las conocidas "culturas de la calle. Por eso mismo los grupos emergentes, próximos a la sensibilidad de las mayorías, son atraídos por la industria y la sociedad de consumo que banalizan sus contenidos hasta hacerles perder toda la carga transgresora que poseen y, así ponerse a disposición de un mercado que no hace más que aumentar sus beneficios.
Para que ambas “artes” puedan llegar a converger deben, por una parte, hacer llegar el arte y la cultura a la mayoría de la población y, por otra, mejorar la calidad de la creación de nuestros artistas. En este sentido, se proponen varias actuaciones a realizar:
- El arte popular tiene que atraer para si los artistas con más talento y formados, y trabajar conjuntamente con ellos para innovar y renovar su trabajo creativo. Los grupos emergentes deben contar con la ayuda de artistas expertos y experimentados para juntos desarrollar las nuevas propuestas artísticas.
- Los espacios de creación y exhibición deben estar lo mas cerca posible de la gente. Se tienen que poner en marcha políticas de proximidad dando apoyo a centros creativos en barrios y pueblos. En las más pequeñas comunidades.
- El arte elitista tiene que, en sus temáticas, aproximarse a la sociedad, escuchar los murmullos (gritos) de la calle.
- Cambiar la concepción clásica del espacio, teatro, auditorio, galería, por otros de uso habitual de la población. El espacio público es el más indicado para presentar los trabajos de aquellos que quieran ser escuchados por la sociedad.
- Estar bien atento a los nuevos movimientos que la sociedad va generando para no cortar el paso, sino más bien, prestarles el mayor apoyo para que se puedan desarrollar.
- Hace falta reconsiderar el concepto de calidad artística, ligado a la cultura elitista, para hacerlo más abierto y que entren en consideración otros elementos como también el proceso creativo y no solo el resultado final.
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